Homenaje a Luis Rodríguez Sáiz (extra 2022) – 5

Luis Rodríguez Sáiz. Con mi cariño y sincero agradecimiento

(por José-María Montero Lorenzo, Catedrático de Economía Aplicada, Universidad de Castilla-La Mancha)

 

Mi homenaje, o mejor, estas líneas de despedida y agradecimiento, a mi querido y admirado maestro, el profesor D. Luis Rodriguez Sáiz, debería empezar por el principio, relatando la suerte que tuve de conocer a tan ilustre profesor y mejor persona. Sin embargo, empezaré por el final. Luis, con esto de la pandemia, hace ya tanto tiempo que no nos veíamos, que probablemente no supieses que en la actualidad soy el presidente de la Asociación Internacional de Economía Aplicada-ASEPELT y que llevaba ya un par de años pensando en la idea de que la asociación rindiese un homenaje a nuestros referentes, los profesores de economía españoles que ya tienen cierta edad. Bien, pues este año, junto con mi amigo y colega, el profesor Lorenzo Escot, decidí iniciar tales homenajes aprovechando la celebración del XXXV Congreso Anual de la asociación en la Península Ibérica, que tendrá lugar entre el 29 de junio y 2 de julio del presente, precisamente en la Universidad Complutense de Madrid, y en un lugar que te hubiera encantado: la antigua Universidad Central o Universidad de Madrid, la Docta. No te extrañará lo más mínimo lo que te voy a decir: entre los profesores que iban a ser homenajeados este año estabas tú. Recibí la desdichada noticia de tu fallecimiento precisamente mientras organizábamos tal homenaje. Te echaremos mucho de menos ese día, pero seguro, segurísimo, que estarás presente.

Dicho lo anterior, empecemos por el principio. Como me imagino que serán innumerables los testimonios sobre tu impresionante carrera como docente e investigador universitario, me voy a centrar en un aspecto que para mí es muy importante: tu ayuda sin límite a los jóvenes, jovencísimos diría yo, estudiantes que hemos tenido la suerte de tenerte como maestro de una u otra manera. Y no me refiero únicamente a tu ayuda como meros estudiantes, sino a tu preocupación por su futuro y a las múltiples oportunidades que ofreciste a muchísimos de ellos. Si algunos estamos en el mundo universitario hoy en día, en parte es gracias a ti. Si algunos hemos conseguido algunos logros en nuestra carrera universitaria, sin duda estamos en permanente deuda contigo.

En mi caso particular, tuve la enorme fortuna de que tu inseparable amigo el profesor Parejo me involucrase, junto con mis compañeros Jesús Paúl y Antonio Calvo, en el Departamento de Política Económica cuando estábamos en quinto de carrera. Recuerdo perfectamente el día en que te conocí. Fue en el Camino de las Moreras, en el CEU Luis Vives. Estábamos en el despacho del profesor Parejo y apareciste tú: sonriente, bonachón, cercano… pero a mí me imponías un montón. La seguridad que desprendía tu presencia me tranquilizaba y me atenazaba a la vez. ¡Vaya pareja! El profesor Parejo Gámir y el profesor Rodríguez Sáiz. Difícil de igualar. Nunca dos big names de la política económica pudieron complementarse tan bien. Desde luego, a mí me tocó el premio gordo pudiendo estar bajo vuestra tutela tantos años. Nunca podré agradecéroslo suficientemente.   

Luis, gracias por darme la oportunidad de iniciarme en la docencia y la investigación y por enseñarme lo importante que es el rigor y la seriedad en ambas labores universitarias. Soy plenamente consciente de lo afortunado que fui al tener la oportunidad de participar en trabajos tan relevantes como los textos “Aspectos Económicos de la Meteorología”, “La Financiación del Turismo en España”, “Los Efectos de la Meteorología sobre la Economía Nacional”; o de colaborar en las primeras ediciones del “Manual del Sistema Financiero Español” ¡que va ya por la vigésimo séptima edición! Gracias, Luis, por confiar en chicos de apenas 22 años que no teníamos otro activo que las ganas de trabajar. ¡Qué nervios, Luis! ¡Qué responsabilidad! ¡Y qué ilusión! Recuerdo como si fuera ayer mismo el verano de 1985, en la aldea de mis padres, trabajado en los “Aspectos Económicos de la Meteorología”. No creo que yo pudiera aportar nada científicamente, y si algo bueno hubo en mi trabajo fue porque seguí estrictamente tus directrices; sin embargo, dos personas que yo tenía en un altar, tú y el profesor Parejo, habían confiado en mí y en mis compañeros para echar una mano en un texto que iba a tener, y tuvo, una importante relevancia social y que, hoy en día, más que nunca, deberían leer muchos agentes socio-económicos. Esa confianza sí que es importante, Luis. Como dicen los jóvenes ahora, es un chute de autoestima que a mí me dura todavía y me durará toda mi carrera académica. Y eso, Luis, es muy importante para un jovencito inexperto, y no hay dinero ni detalles suficientes con que pagarlo. Además, esas semillas que tú y el profesor Parejo plantaseis tanto en mí como en mis compañeros fueron esenciales para el desarrollo de nuestras carreras profesionales. ¡Qué suerte tener un modelo a seguir como vosotros!

Gracias también por las horas que seguro tuviste que dedicar, junto con mi admirado profesor Parejo, a señalarnos el camino, guiarnos durante el mismo y corregir los innumerables errores y faltas de precisión normales en esas edades. Eres un ejemplo que yo, en la medida de mis posibilidades, y sin tratar nunca de igualarte, porque eso es prácticamente imposible, he tratado de seguir.

Gracias por haber confiado en mí para impartir docencia en tantos y tan destacados lugares. Allí donde estabas tú estaba tu equipo. Tanta y tan variada experiencia docente, guiada por tan prestigiosos profesores, es una garantía de éxito, y creo que todos nosotros lo supimos aprovechar y que estas orgulloso de nosotros, que en definitiva es estar orgulloso del trabajo que hiciste con nosotros. Y gracias por permitirme estar en aquel equipazo investigador liderado por los profesores Andrés Fernández Díaz, Álvaro Cuervo, Luis Rodríguez Sáiz, José Alberto Parejo Gámir, Javier Martín Pliego y Luis Ruiz-Maya Pérez, que jugaba Champions League y la ganaba todos los años. Te voy a contar un secreto: cuando cuento esto en una comida, o en una clase, o simplemente, cuando aparecen vuestros nombres junto al mío en mi curriculum vitae, mis compañeros me dicen con envidia sana: “¡Qué suerte has tenido! ¡Así, cualquiera! Y yo contesto con un SÍ rotundo. La verdad es que presumo mucho de vosotros y seguiré presumiendo allá donde se me presente la oportunidad.

Podría extenderme, de forma ilimitada, en innumerables aspectos y ocasiones específicas que dan fe de las cualidades de tan excelso profesor y persona, pero el espacio que nos han concedido a cada uno de nosotros es limitado porque somos legión los discípulos tuyos que queremos agradecerte todo lo que has hecho por nosotros y mostrarte nuestro respeto y admiración. Lo dicho Luis, te echaremos de menos físicamente en la cena de gala del XXXV Congreso Anual de la Asociación Internacional de Economía Aplicada-ASEPELT. Pero no dudes de que estarás entre nosotros, de que te tendremos presente y de que recibirás tu merecido homenaje, aunque sea, desgraciadamente, a título póstumo. Querido maestro, querido padre académico: siento enormemente tu pérdida, aunque nos queda tu impresionante legado, que es un regalo impagable para esta y las futuras generaciones de economistas. La verdad es que me cuesta escribir la línea final. Nada de lo que escribo me parece suficientemente bueno para ti. Por eso simplemente te diré: gracias, gracias, muchas gracias. Toda la vida te estaré agradecido. 



Los comentarios están cerrados.