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Políticas Económicas Estructurales

Inmigración, mercado de trabajo y demografía: algunas reflexiones

(por Carlos Ochando Claramuntcarlos.ochando@uv.es-, Departamento de Economía Aplicada – Política Económica, Universidad de Valencia)

Según el Observatorio de las ocupaciones (2024 : 12), la población extranjera en España a fecha del 1 de enero de 2023 era de 6.089.620 millones de residentes (12,66% de la población total española que era de 48.085.361 habitantes). Entre 2014 y 2023 ha habido dos periodos: entre 2014 hasta 2017 se mantiene una tendencia a la baja de la población extranjera, mientras que a partir del 2018 hasta la actualidad ese porcentaje ha ido creciendo.
¿Qué sabemos de las consecuencias económicas de la inmigración en otros periodos de la historia económica de nuestro país? En España se produjo una fuerte ola de crecimiento de la inmigración entre 1995 y 2008 coincidiendo con un largo periodo de crecimiento económico de la economía española. ¿Contribuyó la inmigración a ese crecimiento económico? Según la Oficina Económica del Presidente (2006), el 30% del crecimiento del PIB español de la década 1995-2005 se debió a ese proceso de inmigración, elevándose al 50% en los últimos cinco años de ese periodo. O dicho de otra manera, la renta per cápita española hubiera disminuido un 0,64% anualmente entre 1995 y 2005 sin la inmigración. ¿Cuáles fueron las razones de este efecto positivo de la inmigración sobre el crecimiento económico? Básicamente, dos: 1) el efecto positivo sobre el empleo y 2) el efecto positivo sobre la demografía. Muy brevemente, vamos a desarrollar ambos factores a continuación.

 

A) Inmigración y mercado de trabajo

¿Qué efectos tiene la inmigración sobre el empleo?

Según FEDEA, de los casi 1,9 millones de empleos generados entre 2019 y 2024, 1,35 millones (71,4%) corresponden a trabajadores extranjeros o con doble nacionalidad. Es decir, 3 de 4 empleos creados. Los inmigrantes han aumentado del casi 16% de los ocupados al 20,7% en ese periodo (4,8 puntos en promedio nacional) (García y Pinto, 2025 : 5). Según la evidencia empírica, en las etapas de crecimiento económico, las oportunidades de empleo de los trabajadores nativos no se ven afectadas de forma significativa por la inmigración. Por tanto, podemos concluir que la inmigración no causa desempleo. Obviamente, el efecto sobre el empleo de los trabajadores nativos dependerá del grado de complementariedad o sustitución que exista entre las cualificaciones de ambos colectivos. Para el caso español y, sobre todo, en el caso de las mujeres, siempre ha existido un alto grado de complementariedad entre los trabajadores nativos y los trabajadores inmigrantes. Por tanto, los inmigrantes no “roban” los trabajos, sino contribuyen a crear nuevo empleo neto, debido a que cubren la falta de mano de obra en algunos sectores (vacantes).

Podríamos hacernos la pregunta contraria: ¿qué efectos tiene la inmigración sobre el desempleo de los países receptores? Según De Haas (2024 : 190), “aunque de hecho sí existe una correlación entre niveles de inmigración y niveles de desempleo, esta es negativa. Ello significa que la inmigración aumenta en épocas de fuerte crecimiento y bajo desempleo, y disminuye cuando el desempleo aumenta. Si los migrantes quitaran el trabajo a otros, la relación que cabría esperar sería positiva”.

Además, no hay que olvidar que la inmigración contribuye al impulso de la demanda de bienes y servicios y, por consiguiente, por este canal vuelve a contribuir al crecimiento económico y al empleo.

¿Tiene efectos la inmigración sobre las tasas de actividad?

La inmigración tiene un doble efecto positivo:

a) un efecto directo, ya que la tasa de actividad de los inmigrantes es mayor que la de los nativos (otra cuestión es si existe una tendencia de disminución en el largo plazo) y

b) un efecto indirecto, ya que la inmigración estimula la mayor participación de los nativos en el mercado laboral (especialmente, favorece el aumento de la tasa de actividad femenina nativa por el efecto de los empleados/as del hogar).

¿Afecta la inmigración a la dispersión y el nivel salarial?

Según Carrasco (2024 : 3), “los datos de la Encuesta de Estructura Salarial (EES) revelan que tanto el salario bruto anual como el salario por hora de los inmigrantes extracomunitarios son considerablemente inferiores a los de los trabajadores españoles, con una diferencia aproximada del 30%.

No obstante, es importante señalar que las características sociodemográficas y laborales de ambos grupos son distintas, lo que influye significativamente en esta brecha salarial”. No obstante, el 94% de las diferencias salariales entre inmigrantes y trabajadores nativos se deben a las características de cada grupo (edad, nivel educativo, tipo de contrato y tipo de empleo) y solo el 6% al “efecto discriminación”. (Carrasco, Ortega y Jimeno, 2008).

Algunos estudios empíricos han concluido que existe un efecto positivo mínimo, otros un efecto negativo mínimo y otros que el efecto no es significativo. Por tanto, podemos concluir que existe una relación muy débil (mínima) entre la inmigración y los salarios, hasta el punto de resultar casi irrelevantes (De Haas, 2024 : 195). En resumen, lo que se puede afirmar es que la inmigración no es la causante del estancamiento salarial. Sin embargo, la inmigración sí que puede tener un efecto de contención (moderación salarial), sobre todo, en los sectores económicos que más absorben la inmigración. También, puede afectar los salarios de los propios inmigrantes (porque entre los inmigrantes sí que hay competencia entre ellos).

¿Qué efectos tiene la inmigración sobre la movilidad geográfica y ocupacional?

La inmigración aumenta la movilidad geográfica y ocupacional, ya que los inmigrantes se dirigen hacia lugares y sectores con mayor desajuste entre la demanda y la oferta de trabajo y a regiones con mayores tasas de creación de empleo. Reduce, por tanto, el desajuste entre vacantes y oferta de trabajo, aumenta considerablemente la flexibilidad del mercado de trabajo y contribuye a la reducción del desempleo estructural. Según el INE, existen en España unos 140.000 puestos vacantes, la mayoría de ellos en servicios. Las causas pueden ser muy diversas: la alta cualificación que provoca estrangulamientos en algún sector, la existencia de profesiones muy específicas de difícil cobertura por falta de formación, profesiones en las cuáles se ha perdido la cadena de formación (a veces, son de baja cualificación) y puestos de trabajo muy precarios y de bajos salarios.

En definitiva, la realidad es que existen puestos de trabajo vacantes (y no solo en servicios, sino en sectores como la agricultura, construcción e industria) que requieren de flujos constantes de inmigración, ya que, por diferentes causas y razones, no son cubiertos por la población nativa.

¿Sabemos algo de la relación entre la inmigración y la productividad?

La relación entre inmigración y productividad no es clara ni concluyente. Existen efectos positivos y negativos en esta relación. A corto plazo, puede tener un efecto negativo sobre la productividad del trabajo al reducir la intensidad de capital. Sin embargo, a largo plazo, puede tener un impacto positivo sobre la productividad total de los factores porque puede aportar nuevas ideas y conocimiento, que favorecen la innovación y la productividad (De Haas, 2024 :200).

Hay que tener en cuenta que los inmigrantes ocupan los puestos de menor cualificación/ productividad por dos motivos:

a) por jubilación de la población nativa por el proceso de envejecimiento y

b) por el menor interés por este tipo de empleo por parte de los trabajadores nativos.

Es decir, muchas veces no es un problema de cualificación (muchos inmigrantes están sobrecualificados para el puesto de trabajo que desempeñan), sino de los puestos de trabajo que ocupan (bajos salarios, precariedad y baja cualificación) que son los que no quiere hacer la población nativa.

 

B) Inmigración y demografía

El proceso de envejecimiento demográfico experimentado en los países desarrollados, sin duda, tiene efectos sobre multitud de realidades económicas. Citemos algunas de ellas (Muñoz de Bustillo, 2019 : 210-214):

a) una reducción de la población potencialmente activa que puede provocar una reducción de la capacidad de crecimiento económico;

b) una menor productividad, sociedades menos dinámicas y emprendedoras (factor que contribuye al “estado estacionario”);

c) un aumento de la esperanza de vida supondrá un aumento de la tasa de dependencia demográfica y

d) una mayor demanda de prestaciones sociales y, por consiguiente, un aumento de las necesidades de financiación del Estado de bienestar (pensiones y gastos en salud), aunque, por otro lado, la reducción de la población más joven supondrá una reducción de las necesidades educativas.

 

La inmigración atenúa los efectos negativos de la caída de la natalidad y el proceso de envejecimiento de la población, reduciendo la tasa de dependencia demográfica. Por ejemplo, en España el saldo migratorio es positivo (alrededor de 250.000 personas) y compensa el saldo vegetativo negativo de la pirámide demográfica española. Y ello por varias razones:

a) aumenta la población total del país de destino,

b) tiene un impacto positivo sobre la población en edad de trabajar, ya que, como media, los inmigrantes son más jóvenes que los nativos (entre los 25 y 45 años) y

c) las mujeres inmigrantes presentan una tasa de fertilidad más alta que las mujeres nativas.

 

Los efectos de la inmigración sobre la demografía dependen, fundamentalmente, de tres factores (Dolado y Vázquez, 2007 : 15):

a) las diferencias de edad (los inmigrantes son más jóvenes que los nativos lo que implica una mayor tasa de empleo y una mayor capacidad de cotizar),

b) las diferencias de fertilidad (la tasa de fertilidad entre la población inmigrantes es mucho mayor que la población nacional) y

c) la tasa de retorno a los países de origen.

 

No obstante, los flujos migratorios sólo sirven para contrarrestar muy parcialmente el envejecimiento de las poblaciones cuya fecundidad se ha situado por debajo del nivel de reemplazo.

Es decir, la inmigración – aunque puede aliviar el envejecimiento de la población-, no puede invertir la tendencia hacia una mayor longevidad ni garantizar el reemplazo generacional. La razón es que se requerirían flujos migratorios mucho más cuantiosos en el futuro para compensar este descenso de la natalidad y el envejecimiento de la población, lo cual parece improbable que se confirme en el futuro. Además, los inmigrantes a largo plazo, generalmente, adoptan los hábitos demográficos de la población nativa [1].

En conclusión, y lo que parece seguro, es que en el futuro necesitaremos aumentar los flujos migratorios -si queremos mantener el nivel de desarrollo y de vida alcanzado hasta ahora-, ya que persistirán los fenómenos de baja natalidad, envejecimiento de la población, aumento de la longevidad, las dificultades de formar familias, la precariedad en el mercado laboral, los cuellos de botella en algunos sectores productivos y los puestos vacantes en muchos otros. Esa será nuestra realidad futura, por mucho que los partidos de extrema derecha instrumentalicen la inmigración para ganar rédito electoral y criminalicen a los inmigrantes de todos los males económicos, sociales y políticos que amenazan nuestras vulnerables e inciertas sociedades desarrolladas.

 

Bibliografía

Carrasco, R. (2024): “Algunas reflexiones sobre el fenómeno de la inmigración en España: percepción social versus efectos reales” Apuntes FEDEA 2024/26, Octubre.

Carrasco, R., Ortega, C. y Jineno, J.F. (2008): “The Effect of Inmigration on the Labor Market Performance of Native-Born Workers: Some Evidence for Spain” Journal of Population Economics, 21 (3).

De Haas, H. (2024): Los mitos de la inmigración: 22 falsos mantras sobre el tema que más nos divide. Península. Barcelona.

Dolado, J.J. y Vázquez, P. (2007): “Los efectos económicos y las políticas de la inmigración: panorámica y reflexiones” en Ensayos sobre los efectos económicos de la inmigración en España, FEDEA.

García, M.A. y Pinto, F. (2025): “Evolución de la ocupación y población activa en España 2019-2024. Detalle por comunidades autónomas” Apuntes FEDEA 2025/14, Marzo 2025.

Muñoz de Bustillo, R. (2019): Mitos y realidades del Estado de bienestar. Alianza Editorial, Madrid.

Observatorio de las ocupaciones (2024): Informe del mercado de trabajo de los extranjeros estatal. Datos 2023. Ministerio de Trabajo y Economía social. SEPE. Madrid.

Oficina Económica del Presidente (2006): Inmigración y economía española: 1996-2006. Presidencia del Gobierno, Madrid.


[1] De ahí que, para muchos analistas, las políticas pronatalistas (facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar, incentivar la implicación de los varones en la crianza de los hijos, desarrollar relaciones laborales más estables, aumentar la disponibilidad de guarderías públicas, etc.) continúan siendo una necesidad en países como España, en los que las tasas de fecundidad se sitúan sustancialmente por debajo de las de muchos otros países.

 

 



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